La disfunción eréctil es un problema que afecta a miles de hombres en todo el mundo, perjudicando su autoestima y provocando grandes daños a la relación en pareja. De hecho, muchos hombres relacionan la impotencia con la pérdida de la virilidad o la falta de deseo sexual. Sin embargo, a veces detrás de este problema se esconden causas fisiológicas, en ocasiones la disfunción eréctil es solo un síntoma de un problema de salud más grave.
Tabla de contenidos
¿Cuáles son los problemas más comunes que conducen a la impotencia?
Problemas vasculares
Los problemas vasculares son una de las causas más frecuentes de la disfunción eréctil. Cuando el hombre tiene esta dificultad, llega poca sangre al pene o no se retiene la cantidad suficiente dentro de los cuerpos cavernosos. Como resultado, la erección es débil. Este problema se puede deber a diferentes causas, desde el tabaquismo hasta la hipertensión arterial o los problemas cardiovasculares, que pueden provocar un malfuncionamiento circulatorio u obstruir las arterias y vasos sanguíneos que alimentan al pene.
Enfermedades metabólicas
Las enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes, la hipercolesterolemia y el síndrome metabólico son otras de las causas más frecuentes de disfunción eréctil en los hombres. Estos problemas reducen la producción de testosterona, alteran el funcionamiento de los nervios erectores periféricos y dañan la circulación arterial periférica. De hecho, muchas veces la disfunción eréctil es uno de los primeros síntomas que aparecen, cuando ni siquiera se ha diagnosticado la alteración metabólica de base.
Dificultad neurológica
Para lograr una erección, todo comienza en la mente. Es el cerebro quien convierte el deseo en un reflejo nervioso, capaz de provocar una serie de respuestas fisiológicas que permiten la erección. La transmisión de ese impulso se desarrolla con la ayuda de los nervios erectores, que llevan la señal desde el cerebro y a través de la médula espinal hasta el pene. Sin embargo, una pequeña afectación neurológica es capaz de dañar ese proceso, provocando una disfunción eréctil. A veces se puede tratar de una neuropatía o de alteraciones en la médula espinal, pero también se puede deber a cirugías específicas (médula, próstata, vejiga y recto) que puedan lesionar los nervios erectores.
Alteración hormonal
Las alteraciones hormonales que pueden ser capaces de provocar una disfunción eréctil no son muy frecuentes. Sin embargo, son una de las causas más severas y difíciles de tratar. El problema más conocido es el hipogonadismo, una alteración hormonal en la que el organismo produce menos hormonas masculinas (testosterona) de las que el hombre necesita. De esta manera, se afectan muchos de los mecanismos funcionales propios del funcionamiento masculino, la erección entre ellos.
Consumo de medicamentos
Muchos fármacos que se utilizan para el tratamiento de diversas patologías como la depresión, la hipertensión arterial o las alteraciones cardiovasculares provocan como efecto secundario la disfunción eréctil, lo cual se debe a su acción inhibitoria sobre los nervios erectores periféricos. Entre los medicamentos más conocidos asociados a la impotencia se encuentran: los psicotrópicos, los antidepresivos, los antipsicóticos, los ansiolíticos, los antihipertensivos, los antineoplásicos, las hormonas esteroideas y los analgésicos opiáceos.
Problemas psicológicos
A menudo la disfunción eréctil no se debe a cuestiones meramente fisiológicas sino que tiene su origen en problemas psicológicos, que afectan la expresión sexual plena del hombre. Casi siempre el problema de base es la ansiedad de desempeño; es decir, el miedo a no conseguir una erección. No obstante, la disfunción eréctil también se ha vinculado con la depresión, con elevados niveles de ansiedad y, por supuesto, con los problemas de pareja. También se conoce que grandes dosis de estrés, así como afecciones psíquicas como el trastorno maníaco-depresivo, pueden causar o empeorar la disfunción eréctil.