En una sociedad donde el prototipo de belleza está encarnado en una figura esbelta, delgada y sin un ápice de grasa, no es extraño que cada vez más personas decidan hacer dieta. La mayoría quieren perder esos kilos de más, aunque también hay quienes siguen una dieta motivados por cuestiones médicas o simplemente para mejorar su calidad de vida. Sin embargo, encontrar una dieta sana para adelgazar no es tan sencillo como parece a primera vista.
De hecho, aunque todas las dietas para perder peso tienen el mismo objetivo, el camino que proponen es diferente y su mecanismo de acción sobre el metabolismo difiere ya que depende de muchos factores, entre ellos las características fisiológicas de la persona, su índice de grasa corporal, sus necesidades nutricionales y sus hábitos de vida. De esta manera, la dieta que puede funcionar para una persona, puede ser ineficaz en otra. Por eso, es importante que conozcas las peculiaridades de cada uno de estos regímenes.
Dietas bajas en carbohidratos
Las dietas bajas en carbohidratos proponen precisamente reducir la cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono que consumimos a diario. Estos regímenes se basan en la idea de que los carbohidratos son los principales responsables del aumento de peso, resultan difíciles de digerir y aumentan el riesgo de padecer diabetes y problemas cardiovasculares.
De hecho, un estudio reciente publicado en la revista Anales de Medicina Interna afirma que las dietas bajas en carbohidratos son muy efectivas para adelgazar: las personas pueden perder hasta 4 kilos más que quienes optan por otro régimen dietético.
Por lo general, las dietas bajas en carbohidratos son muy sencillas pues solo es necesario limitar el consumo de los alimentos ricos en hidratos de carbono como el pan y los cereales, así como los alimentos ricos en azúcares y a base de harina. A la misma vez, se debe potenciar el consumo de vegetales y de alimentos ricos en proteínas como la carne, el huevo y el pescado.
Dietas hipocalóricas
Las dietas hipocalóricas son otro tipo de régimen dietético para perder peso. Su objetivo esencial es limitar el consumo de los alimentos altos en calorías como los dulces, la mayonesa y las salsas, los lácteos ricos en grasas y los embutidos. A la vez, promueven el consumo de alimentos bajos en calorías y ricos en vitaminas y minerales como las frutas y las verduras.
Estas dietas se basan en una idea muy sencilla: consumir menos calorías de las que necesitamos a diario para que nuestro metabolismo se vea obligado a obtener la energía del tejido adiposo. De esta manera, el peso y el volumen corporal disminuyen, a medida que el cuerpo va quemando el exceso de grasa.
Sin embargo, a diferencia de otras dietas, las personas que siguen este régimen dietético se exponen al temido efecto rebote. Esto se debe a que mientras más se reducen los aportes calóricos, más el organismo disminuye su rendimiento energético de manera que cuando se vuelve a comer con normalidad, el exceso de calorías se almacena otra vez en forma de grasa y el peso vuelve a subir.
Dietas bajas en grasas
Las dietas bajas en grasas son ideales para aquellas personas que mantienen una actividad moderada pues, en esencia, se trata de reducir los alimentos ricos en grasa e incrementar el aporte de carbohidratos como fuente de energía. También pueden ser una excelente elección para las personas con problemas metabólicos, aquellos que padecen problemas hepáticos o que tienen el colesterol demasiado alto.
En sentido general, seguir estas dietas es muy fácil pues solo es necesario reducir a un mínimo de 50 gramos diarios la ingesta de alimentos ricos en grasa como los lácteos, la mantequilla, la margarina y todo aquello que contenga grasas saturadas.
No obstante, debes tener en cuenta que las grasas también son necesarias para la absorción de algunas vitaminas (como la A, D, E y K) por lo que también debes incrementar la ingesta de alimentos ricos en vitaminas, como las frutas y las verduras. Los carbohidratos como las pastas, las patatas, el arroz y los productos lácteos bajos en grasas también están permitidos.
Dietas proteicas
Al igual que las dietas hipocalóricas, las dietas proteicas reducen el consumo de calorías diarias pero se enfocan en potenciar la ingestión de alimentos ricos en proteínas como las carnes y el pescado. Su principal ventaja radica en el hecho de que al incrementar el consumo de alimentos proteicos, la sensación de saciedad aumenta, por lo que es más fácil seguir la dieta sin pasar hambre.
En estas dietas se recomienda consumir preferentemente carnes magras y bajas en grasa, sin descuidar además la ingestión moderada de carbohidratos, frutas, verduras, semillas y granos enteros. Sin embargo, como también se reduce la cantidad de calorías, el organismo recurre a sus reservas de grasa para obtener la energía que necesita y así se pierde masa corporal.