Las dietas proteicas son uno de los regímenes dietéticos que más popularidad han alcanzado en los últimos años. De hecho, son las dietas preferidas de los deportistas y de muchas personas que desean perder peso ya que prometen un adelgazamiento rápido sin pasar hambre y sin perder masa muscular.
Bajo esta categoría se engloban diferentes regímenes que estimulan el consumo de alimentos ricos en proteínas y animan a reducir los alimentos ricos en carbohidratos. Obviamente, al reducir la cantidad de carbohidratos, que son una de nuestras principales fuentes de calorías, obligamos a nuestro organismo a quemar la grasa almacenada para obtener la energía que necesita. A la misma vez, el aporte extra de proteínas nos proporciona los nutrientes imprescindibles para la formación de la masa muscular.
Las ventajas de las dietas proteicas
La mayoría de los nutricionistas coinciden en el hecho de que no existe ninguna dieta restrictiva que sea totalmente saludable. Aún así, las dietas proteicas pueden ser una opción a considerar cuando se desea perder peso ya que, si se mantienen durante cortos periodos de tiempo, no resultan dañinas para la salud. De hecho, numerosos estudios científicos han puesto de relieve algunas de sus ventajas:
- Disminuyen el peso corporal. Al limitar el consumo de carbohidratos, el organismo busca la energía que necesita en la grasa almacenada, de forma que el peso y el volumen corporal disminuyen rápidamente pero sin perder masa muscular.
- Renuevan y reparan los tejidos del cuerpo. Las proteínas son esenciales para diferentes procesos bioquímicos que tienen lugar en nuestro organismo. Por tanto, estas dietas contribuyen a la formación de enzimas, hormonas y anticuerpos, que desempeñan un papel fundamental en el crecimiento y reparación de los tejidos.
- Regulan el calor corporal. Las proteínas son esenciales para la formación de los músculos que, a su vez, ayudan a regular la temperatura corporal y nos protegen del frío. Además, también son una fuente de energía capaz de elevar nuestra temperatura corporal de manera natural.
- Previenen las enfermedades circulatorias. Las proteínas son un componente esencial de la sangre por lo que cuando no hay una cantidad suficiente podemos enfermar. Sin embargo, la ingestión moderada de proteínas a través de la dieta puede prevenir varios problemas de salud, como la anemia y la hipotensión.
- Reducen el riesgo cardiovascular. Un estudio publicado recientemente en la revista Anales de Medicina Interna ha desvelado que una dieta rica en proteínas y baja en hidratos refinados disminuye el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. Estas personas tienen niveles más bajos de colesterol y triglicéridos, a la vez que aumenta el colesterol bueno.
Las 3 dietas proteicas más populares
- Dieta Atkins. Este tipo de dieta consta de varias etapas en las cuales se modifica el equilibrio entre las proteínas y los carbohidratos. Durante las primeras fases se restringe considerablemente el consumo de carbohidratos a la vez que se incrementa la ingestión de proteínas, con el objetivo de forzar al organismo a conseguir la energía que necesita de la grasa que tiene almacenada. Sin embargo, en las últimas etapas, una vez que se ha alcanzado el peso ideal, prácticamente se equipara el consumo de carbohidratos y proteínas.
- Dieta Dukan. La dieta Dukan es muy semejante a la dieta Atkins. La diferencia radica en la distribución de los alimentos proteicos según 4 fases esenciales, que oscilan desde un aumento significativo de proteínas hasta un consumo más moderado. De esta manera se logra reducir el exceso de peso y se mantiene la figura evitando el efecto rebote.
- Dieta de la zona. Esta dieta promulga una correcta distribución de los nutrientes que nuestro organismo necesita. Recomienda el consumo de un 40% de carbohidratos, un 30% de proteínas y un 30% de grasas a lo largo del día. De hecho, se trata de un régimen bastante equilibrado que promueve hábitos alimenticios saludables ya que insta a optar por las carnes magras, los vegetales y las frutas, mientras que las grasas se deben obtener de los frutos secos, los pescados y el aceite de oliva.