La alimentación desempeña un papel crucial en el crecimiento y desarrollo del niño. De hecho, una dieta inadecuada, que no le aporte los nutrientes que necesita, puede tener consecuencias negativas para su salud. Además, es importante considerar que los niños tienen demandas nutricionales mayores que las de los adultos. Por ejemplo, mientras que un adulto necesita una media de 1.000 mg de calcio, los adolescentes de 9 a 18 años necesitan 1.300 mg pues están en pleno crecimiento. Por eso, una de las funciones de los padres consiste en asegurarse de que sus hijos siguen una dieta sana y equilibrada.
Tabla de contenidos
Siete consejos para una alimentación infantil saludable
1. Opta por una alimentación variada
Aunque en los últimos tiempos se han puesto de moda dietas que apuestan solo por determinados grupos de alimentos, lo más conveniente es que la alimentación de los niños sea lo más variada posible, a menos que tu hijo tenga alergia o intolerancia a algún alimento. Recuerda que no existen alimentos malos sino cantidades inadecuadas.
2. Frutas y verduras al menos dos veces al día
Las frutas y las verduras son una fuente natural de vitaminas, minerales y fibra, por lo que deben estar presentes de una u otra forma en el menú cotidiano del niño.
3. Adapta las porciones a la edad del niño
Cada etapa del desarrollo tiene unas demandas energéticas y nutricionales diferentes, por lo que debes cerciorarte de que suples adecuadamente las necesidades del niño. Sin embargo, no exageres con las cantidades porque así solo promoverás el sobrepeso y la obesidad.
4. Que no falten los lácteos
La leche, el queso, el yogurt y los derivados lácteos son una excelente fuente de calcio, que es fundamental para el crecimiento. Por tanto, cerciórate de que el niño consume entre dos y cuatro raciones de lácteos al día, según la edad. No obstante, es recomendable que apuestes por los productos desnatados pues los pequeños que toman leche de vaca entera tienen niveles más elevados de colesterol total y de colesterol malo.
5. Las proteínas son fundamentales
Las proteínas que se encuentran en la carne, los huevos y el pescado están compuestas por aminoácidos, que son indispensables para la formación de los tejidos, músculos y tendones. Además, participan en la formación de los anticuerpos, enzimas y hormonas. Por eso, se recomienda que no falten en la dieta del niño, sobre todo porque las proteínas vegetales no tienen todos los aminoácidos esenciales.
6. Elimina alimentos ricos en azúcar y grasas saturadas
De vez en cuando, el niño puede beber una gaseosa y comer una pizza o una magdalena pero esta no debe ser la tónica diaria. Los productos procesados, la comida rápida, la bollería industrial y las chuches se deben consumir con extrema moderación. Además, cuando los niños son pequeños, los alimentos ricos en azúcar y grasas saturadas resultan difíciles de digerir.
7. No temas a los hidratos de carbono
En los últimos años los carbohidratos se han demonizado, señalándoles como los principales causantes de la obesidad. Sin embargo, los niños necesitan alimentos ricos en carbohidratos porque estos son una excelente fuente de energía. La clave radica en elegir inteligentemente las fuentes, por ejemplo, en vez de apostar por el pan blanco, puedes elegir el pan integral. También se recomienda que incluyas el arroz, las pastas, las legumbres, las patatas y los cereales integrales en la dieta de tu hijo.
Un detalle final
La alimentación es un tema serio pero para el niño el momento de la cena no puede convertirse en una tortura. La clave para desarrollar una actitud abierta hacia los alimentos y promover buenos hábitos alimenticios radica en hacer que la comida sea un momento agradable y divertido. No impongas los alimentos ni intentes ocultarlos con otros sabores, haz que el niño se sienta responsable de su alimentación.