La obesidad se ha convertido en un grave problema de salud responsable de alrededor de 2,8 millones de muertes al año. Las cifras apuntan que una persona obesa que tenga un índice de masa corporal mayor de 32 se expone al doble de riesgo de morir a una edad más temprana. Este fenómeno comenzó a ser preocupante hace ya algunas décadas y en la actualidad, lejos de reducirse, continúa creciendo de la mano de estilos de vida cada vez más inadecuados.
Sin embargo, lo peor es que las consecuencias de la obesidad casi siempre tardan en aparecer porque se trata de un problema de salud que no se manifiesta inmediatamente. Por eso, en muchas ocasiones la obesidad pasa inadvertida hasta que aparecen otros problemas más serios que a la larga pueden llegar a ser mortales. De hecho, ¿sabías que el 44% de los casos de diabetes, el 23% de las cardiopatías isquémicas y entre el 7 y el 41% de algunos tipos de cáncer se deben a la obesidad?
Mayor peso corporal = Mayores complicaciones de salud
La Organización Mundial de la Salud ha puesto en el foco de mira la obesidad ya que se trata de uno de los factores de riesgo más importantes para la aparición de enfermedades no transmisibles y la quinta causa de muertes en todo el mundo.
Tan solo en Estados Unidos, la obesidad se ha convertido en un problema de salud tan grave como el consumo de tabaco, según ha apuntado recientemente la American Journal of Preventive Medicine. De hecho, se conoce que la obesidad incrementa las probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares como la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares, a la vez que se ha relacionado con un mayor riesgo de sufrir embolismo pulmonar y un aumento de tamaño del corazón.
Asimismo, las personas obesas tienen mayores probabilidades de padecer complicaciones respiratorias como la disnea, la apnea obstructiva del sueño y el asma. También aumenta el riesgo de padecer problemas gastrointestinales como el hígado graso, las hernias, la colelitiasis y el cáncer colon-rectal, enfermedades que se agravan en proporción al índice de masa corporal.
En las últimas décadas los estudios también han comenzado a relacionar la obesidad con algunos problemas renales como la insuficiencia renal crónica y la incontinencia urinaria. Además, se ha vinculado con algunas complicaciones musculo-esqueléticas, como por ejemplo: la hiperuricemia, que predispone a la persona a sufrir la gota, el dolor de espalda, la osteoartritis y la pérdida de la movilidad, sobre todo en los miembros inferiores.
Las mujeres sufren más complicaciones por la obesidad
La obesidad es un problema que afecta a mujeres y hombres por igual pero en el sexo femenino puede provocar más dificultades, como el riesgo de desarrollar el síndrome de ovarios poliquísticos, una alteración endocrina que provoca además desórdenes menstruales e infertilidad. Asimismo, las mujeres con exceso de peso tienen más probabilidades de padecer cáncer de mamas y de útero, a la vez que pueden aparecer complicaciones tanto durante en el embarazo como en la etapa de postparto. La obesidad también se ha relacionado con el sufrimiento fetal agudo e incluso con la muerte intrauterina.
La obesidad también afecta el equilibrio psicológico
El sobrepeso y la obesidad no son problemas que se limitan al físico. De hecho, en una sociedad donde el ideal de belleza está encarnado en una persona delgada, los problemas de autoestima no tardan en aparecer. No obstante, más allá de la depresión o la ansiedad que pueda causar la obesidad, esta condición también puede causar deterioro cognitivo y se convierte en un factor de riesgo para el desarrollo de la demencia.