El término “nutrición saludable” está de moda, sobre todo porque en los últimos años los principales diarios de todo el mundo se han hecho eco de numerosos estudios científicos en los que se ha desvelado la importancia de mantener una dieta sana y equilibrada. Sin embargo, aunque usamos indistintamente los términos “nutrición” y “alimentación”, en realidad se trata de conceptos diferentes.
Tabla de contenidos
Diferencia entre alimentación sana y nutrición saludable
De hecho, mantener una alimentación sana y una nutrición saludable no es lo mismo. No se trata de una mera disquisición lingüística sino de que ambas palabras se refieren a actos diversos. La alimentación indica el acto consciente y cotidiano a través del cual elegimos, preparamos y consumimos determinados alimentos en dependencia de nuestros gustos, cultura, nivel económico y condiciones sociales.
Sin embargo, la nutrición es un acto involuntario que realiza nuestro organismo para aprovechar las sustancias nutritivas que se encuentran en cada uno de los alimentos que consumimos y que nos aportan la energía que necesitamos para realizar las actividades diarias.
Por tanto, alimentarse es el acto primario y consciente de consumir los alimentos, mientras que nutrirse es un paso secundario, gracias al cual asimilamos las vitaminas y minerales que se encuentran en estos alimentos.
No es lo mismo nutrirse, que nutrirse bien
Por supuesto, tampoco es lo mismo nutrirse que nutrirse de forma saludable. Cuando hacemos referencia a la nutrición se indica solamente el proceso de asimilación del organismo de todos los nutrientes que se encuentran en cada alimento. Sin embargo, la nutrición saludable implica consumir de manera consciente algunos alimentos para lograr que nuestro cuerpo metabolice los nutrientes que realmente necesita.
Desde esta perspectiva, se puede comprender que nutrirse de manera saludable no es una tarea sencilla pues es necesario conocer qué tipo de nutrientes contiene cada alimento y lograr un balance entre ellos en la dieta cotidiana. Además, también debemos saber cuántas calorías necesitamos en relación con nuestro estado de salud, talla, edad y nivel de actividad.
No obstante, de forma general, existen cinco grandes requerimientos nutricionales, que siempre deben estar presentes en nuestra dieta y que promueven una nutrición saludable.
1. Proteínas
Las proteínas contienen aminoácidos, que son esenciales para la formación del tejido muscular, de determinadas enzimas, hormonas y anticuerpos. Además, 8 de los aminoácidos que contienen las proteínas intervienen en la síntesis de nutrientes, por lo que también nos ayudan a asimilar de manera más eficaz algunas vitaminas y minerales. Las carnes, el pescado, los huevos y los productos lácteos son la principal fuente de proteína, aunque también existen las proteínas vegetales, que pueden hallarse en alimentos como las alubias, las lentejas y los garbanzos.
2. Hidratos de carbono
Los hidratos de carbono son la principal fuente de energía que utiliza nuestro cuerpo; es decir, son el combustible que nos permite desarrollar nuestras actividades cotidianas. Por eso, es importante consumir a diario alimentos ricos en carbohidratos. No obstante, es más saludable apostar por los carbohidratos complejos, que se liberan poco a poco y evitan los picos glucémicos. Son recomendables cereales como la avena, la cebada y el trigo, las legumbres, los frutos secos y los tubérculos como las patatas y el boniato.
3. Vitaminas
Las vitaminas ejercen una función reguladora en nuestro organismo. Por ejemplo, la vitamina C y E regulan las funciones antioxidantes, la vitamina A interviene en la formación de los huesos y las vitaminas del grupo B participan en la formación de los glóbulos rojos. La buena noticia es que muchos de los alimentos que consumimos a diario, ya sean de origen vegetal o animal, son ricos en vitaminas, aunque las frutas y las verduras son las estrellas indiscutibles.
4. Minerales
Los minerales como el hierro, el calcio, el magnesio, el sodio, el cloro, el fósforo y el azufre son fundamentales para nuestro metabolismo, sobre todo para el funcionamiento celular. Por ejemplo, el hierro interviene en la producción de la hemoglobina, el sodio es fundamental para controlar el volumen sanguíneo y la presión arterial, además de permitir la transmisión del impulso nervioso, y el fósforo interviene en la reparación de las células y ayuda a producir ATP. Los minerales se pueden encontrar fundamentalmente en los alimentos de origen vegetal, aunque también están presentes en algunos tipos de carnes y pescados.
5. Grasas
Al contrario de lo que la mayoría de las personas piensan, las grasas también son una fuente importante de energía para nuestro cuerpo, a la vez que protegen a los órganos vitales y transportan diversas sustancias liposolubles. Por eso, deben estar presentes en nuestra dieta cotidiana, pero debemos apostar por las grasas insaturadas, que se encuentran en el aceite de oliva y de girasol, los frutos secos y los pescados azules.