El virus del ébola continúa siendo noticia en el mundo. Después de haber contagiado a miles de personas y haber provocado la muerte de más de 3.500, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado este brote como uno de los más virulentos de la historia.
Todo comenzó en Guinea Conakry pero muy pronto el virus se propagó hacia otros países de África Occidental como Liberia, Sierra Leona. También ha llegado a Nigeria y Senegal, aunque con menos virulencia. Su rápido avance y el aumento del número de casos ha hecho que la OMS la declare como una emergencia de salud pública internacional.
Sin embargo, esta no es la primera vez que aparece el virus del ébola. Este virus fue detectado en 1976, tanto en Nzara (Sudán) como en Yambuku (Zaire, actual República del Congo). Los investigadores se dieron cuenta rápidamente de lo peligroso que podía ser y descubrieron que pertenecía a la familia de los filovirus y que tenía varias cepas. De hecho, la epidemia actual está provocada por la misma cepa que se descubrió en Zaire, una de las más virulentas y mortales pues afecta la capacidad de coagulación del organismo.
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El mecanismo bioquímico de base
El mecanismo bioquímico del virus del ébola aún no se ha esclarecido por completo pero los expertos están convencidos de que el virus actúa destruyendo el sistema de coagulación del cuerpo. Todo comienza cuando el virus ingresa en el organismo y ataca las células endoteliales, un grupo de células que recubren los vasos sanguíneos y que actúan como una barrera para impedir que la sangre brote de los vasos, a la vez que intervienen en la regulación de varios procesos patológicos y en la liberación del óxido nítrico (un tipo especial de gas que impide la formación de trombos y el aumento de la presión arterial).
Una vez que el virus ha afectado estas células, todo el mecanismo circulatorio comienza a fallar. Primero aumenta la producción de óxido nítrico, luego se afecta la capacidad para coagular y por último, se incrementa el riesgo de sufrir hemorragias mortales. Mientras esto ocurre, el sistema inmune no se percata de nada. De hecho, en la mayoría de los casos cuando el organismo se da cuenta de que ha sido contagiado ya es demasiado tarde. Esta es la razón por la que a menudo la enfermedad pasa desapercibida, hasta que los síntomas son graves.
Los síntomas del ébola
Los primeros síntomas del ébola a menudo se confunden con los de una gripe común. Además, como existen diferentes vías de contagio, el riesgo puede pasar desapercibido, a lo cual se le suma el hecho de que el virus tiene un periodo de incubación de 2 a 21 días.
Sin embargo, lo más usual es que entre los 5 y 10 primeros días después del contagio comiencen a aparecer las primeras señales de la enfermedad:
– Fiebre repentina
– Dolor de cabeza
– Dolores musculares
– Estado de debilidad generalizado
Más tarde comienza la segunda fase de la enfermedad, en la cual los síntomas se agudizan y las probabilidades de fallecer aumentan. En este período es frecuente que aparezcan:
– Vómitos
– Diarreas
– Erupciones cutáneas
– Insuficiencia renal o hepática
– Hemorragia interna o externa
En esta fase resulta muy difícil eliminar el virus ya que nuestro sistema inmunológico se ha quedado indefenso.
El tratamiento del ébola
Aún no existe un tratamiento para el ébola, pero los especialistas están esperanzados con los resultados de las principales investigaciones. De hecho, en los últimos meses han aparecido nuevas probabilidades, como el ZMapp, un fármaco experimental que ha dado buenos resultados en el tratamiento de algunos enfermos.
No obstante, la OMS recomienda que lo mejor es prevenir el contagio. ¿Cómo hacerlo?
– Evita acercarte a un enfermo de ébola sin la protección adecuada pues el virus se transmite por el contacto directo a través de los fluidos corporales como las secreciones mucosas, el semen, la sangre, el vómito, el sudor, la materia fecal y la saliva.
– Utiliza todos los medios de protección e higiene si necesitas acercarte a un área o a una persona que pueden estar infectadas.
– Si sospechas una infección con el virus del ébola, comunícalo inmediatamente a las autoridades sanitarias. Estas tomarán una muestra de sangre y te realizarán una prueba diagnóstica. Recuerda que mientras antes se aplique el tratamiento, mayores son las probabilidades de supervivencia.